Después de trabajar con grupos de diferentes edades, en diferentes contextos educativos y empresariales, es notable como mientras más reducido el grupo, y más personalizada la planificación, mejores son los resultados de las clases. 

Las planificaciones estandarizadas según edad no suelen ser interesantes ni aplicables para todos, y por ende, no son memorables. Aprender con temas que de verdad nos gustan y podemos aplicar en el mundo real hace posible poder recordarlo cuando lo necesitamos. 

​

Por esas razones, desarrollar una metodología propia fue casi inevitable. La idea es no usar libros que nos guíen, ni tanto material educativo (audios, textos y videos) que está tan procesado que se aleja demasiado del inglés que en realidad se usa. Usar inglés real, mientras adquirimos vocabulario y revisamos estructuras de una manera más integral ayuda a aprender el uso de la lengua y no sólo las reglas.